sábado, 13 de abril de 2013

CONOCIMIENTO DIVINO

Robert de Langeac
La vida oculta en Dios


Dios se complace en hacer ver las cosas al alma interior como las ve Él mismo. Revela sus secretos a sus amigos, y, por lo común, con tanta mayor claridad cuanto más los ama. Lo primero que les enseña con precisión y claridad absolutamente nuevas es el mundo de la naturaleza, sus bellezas, sus perfecciones, la variedad de los elementos que lo componen y su perfecta armonía en la unidad. Los cielos se convierten en un libro que les expone la Sabiduría, el Poder y la Bondad de su Dios: Los cielos describen la gloria de Dios (Ps 19, 1)

Luego, el mundo de la gracia se ilumina y se convierte para el alma interior en un espectáculo siempre nuevo y siempre encantador. ¡Qué bella es, en efecto, la obra de Dios en las almas! ¡Qué paciencia para esperarlas, qué misericordia para acogerlas, qué delicadeza para levantarlas, qué generosidad para amarlas! Parece como si por una sola alma se pusiera en movimiento todo: la Santísima Trinidad, y Jesús el Verbo Encarnado, y la Iglesia, su obra y su Esposa, y los Sacramentos, y la gracia, y los hombres, y el mismo mundo material: "Dios hace concurrir todas las cosas para el bien de los que le aman" (Rom. 8, 28). Eso es lo que contempla el alma interior después de descubrirlo en su vida personal y en la de los demás.

Pero lo que Dios quiere revelarle ante todo es a Él mismo. Sin duda que no caen todos los velos de la fe; pero los que quedan no perturban las relaciones del alma con su Dios. Trata el alma con Él como si lo viera, y con tanta mayor sencillez cuanto que lo siente vivo en su corazón, lo saborea y lo posee. Esta posesión consciente es en sí misma una especie de conocimiento cuasi-experimental de Dios, como el que puede tenerse de un fruto que se viera de un modo borroso a causa de debilidad de la mirada, pero que se saborease ampliamente. Las dos fuentes de conocimiento de un solo y mismo objeto, al combinarse, dan al alma un gozo pleno, verdadero, anticipo de la felicidad eterna.