domingo, 28 de abril de 2013

EL ALMA INTERIOR ES MÁS O MENOS INCOMPRENDIDA

Robert de Langeac
La vida oculta en Dios


Muchas almas aun piadosas, no comprenden los impulsos del alma interior, su verdadero estado, lo que legítima sus actos. ¿Hemos de asombrarnos de ello? ¡Nada de eso! Para juzgarla con verdad sería menester poseer una ciencia muy profundizada de los efectos misteriosos del Amor divino o sufrir uno mismo del mal que ella padece. Eso es muy raro.
Y el ideal, la unión de la ciencia especulativa y del conocimiento experimental, personal, todavía lo es más. Un San Juan de la Cruz, por ejemplo, no es dado al mundo, según parece, a cada generación de hombres. Pero aunque lo fuera no se le podrían someter todas las almas heridas por el mal del Amor divino. Tienen éstas que aceptar el ser más o menos incomprendidas. Es como si se planteara al alma interior esta pregunta: ¿Qué tiene tu Amado para ti más que para los demás? Y el alma podría responder: «Yo no sé como veis vosotros a mi Amado, pero yo ¡lo encuentro tan hermoso! Posee todas las riquezas, es sabio, poderoso, bueno, afectuoso. Es delicado, es firme y fuerte. Y, sin embargo, es dulce, más dulce que una madre. No, nada le falta. Cuanto más le conozco, más arrobada estoy por la infinita profundidad de sus perfecciones. Y todo eso lo posee en paz, en armonía, en orden. Es muy sencillo, no sólo en su palabra y sus maneras, sino en Sí mismo. No me canso de contemplarlo y de amarlo. Es la alegría de mis ojos y de mi corazón.»