sábado, 27 de abril de 2013

LA VIRGEN MARÍA, PREFERIDA DE DIOS

Robert de Langeac
La vida oculta en Dios


Bien miradas las cosas, Dios mío, parece que esa alma privilegiada, verdaderamente única, a la que llamas en el Cantar «mi paloma, mi inmaculada», que no excita los celos de ninguna alma, sino que, por el contrario, despierta la admiración y la alabanza de todas, es la dulce y pura Virgen Maria, nuestra Madre. Sólo a Ella se aplican tus magníficas palabras, sin restricción y sin límites.
Es tu Hija única, Padre adorado; es tu arrobadora Madre, Jesús, Hijo único del Padre, convertido por Ella en nuestro Hermano para salvarnos; es tu Santísima Esposa, Espíritu de Amor, a quien Ella debe el ser Madre sin dejar de ser la Virgen de las Vírgenes. No hay pura criatura, ¡oh Santísima Trinidad!, que te sea tan querida como ésa. Es tu única, tu divinamente preferida. Después del Corazón de Jesús, no hay objeto más precioso de conocer ni más dulce de contemplar que el Inmaculado Corazón de la Santísima Virgen. Es un abismo de perfección, de esplendor, de belleza, de gracia, imposible de describir.


El Corazón de María es la obra maestra del Espíritu Santo. Lo enriqueció con todas las perfecciones, con todas las virtudes. Sabemos que desde el primer instante de su concepción nuestra dulce Madre gozaba de todo el Amor divino. En el momento de su creación volvióse hacia Dios para unirse a Él en perfección; y su amor aumentó a cada instante, pues repitió ese gesto durante toda su vida y cada vez con más hondura e intimidad. Su corazón es purísimo, es decir, sin mezcla de nada inferior a sí. La Santísima Virgen recibió desde el primer instante de su vida el poder de amar en un estado perfecto. Y lo ejerció inmediatamente. No conoció pecado ni imperfección... Su amor de las criaturas fue la expansión de su amor a Dios, y en nada turbó su inalterable, su santísima pureza. En Jesús ama a Dios, puesto que Él es, a la vez, su Dios y su Hijo. Amó a San José, a San Juan, a las Santas Mujeres, a todos los hombres que se han sucedido en el curso de los siglos. Ama a todos sus hijos con profundo y real amor, pero los ama en Dios.