segunda-feira, 1 de novembro de 2010

AL ALMA

AL ALMA


 Sola ante Dios te encuentras, alma mía,
Viviendo este tiempo de tinieblas,
Que decretó la Augusta Providencia,
Para otorgarnos el triunfo de la Iglesia.

Adversidad, abandono, incomprensión,
Por mantener la Fe que se disgrega,
Son señales de que aún no has claudicado,
Y que ocupas un lugar en la Trinchera.

Amarás con dolor, hasta el martirio,
Te purificarás con entrega y heroísmo,
Siguiendo a Cristo Rey, tu Redentor
Con renuncia y abandono de ti mismo.

Por el camino estrecho de la Cruz,
Haz de unirte a su obra redentora,
Confiando recibir la fortaleza,
Para no desfallecer en esta hora.

Ni el dolor ni el sufrimiento te acobarden,
Ni la angustia ni el temor te debiliten,
Que la Pasión del Señor te fortalezca,
Porque en su muerte triunfó por redimirte.

Y en constante oración y penitencia,
Suplicando la Divina intervención,
Conserva con valor la Tradición,
Aguardando su próxima venida.

(Poesia extraída do blogue: Signum Magnum)